Hacer las Américas

México y Estados Unidos, agosto, septiembre y octubre de 2018

Llevábamos dos años preparando una gira de Emma por Estados Unidos, que finalmente se vino a combinar con una estancia en México, lo que permitió que la gira se complementara con un prólogo y un epílogo mexicanos. 

La primera parada de Emma fue en Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas. Allí formamos parte de la programación del IX FESTOL - Festival Internacional de Teatro Independiente "Otra Latitud", organizado por el teatro La Puerta Abierta, donde actuamos los días 22 y 23 de agosto. Poder presentar a Max Aub al público chiapaneco resultó una experiencia distinta. Pero compartir con el resto de compañías -provinentes de otros estados de México, de Chile, de Argentina y de Galicia- las distintas formas escénicas que cada uno desarrolla fue muy enriquecedor. Incluso surgieron complicidades tan mágicas que algunos nos quedamos con las ganas de trabajar juntos, deseo que ojalá pueda realizarse en próximas temporadas.

Tres semanas después, a mediados de septiembre, volamos a Estados Unidos para estrenar en el Holden Theatre de Amherst (Massachusetts) el día 22. Con los miedos habituales al actuar en territorio de habla no hispana, y con la grata sorpresa de ver el teatro lleno y al público absorber la historia de Emma.

Luego nos recorrimos en un coche de alquiler, en plan road movie, Massachusetts, Connecticut y Virginia, y acumulamos muchas anécdotas durante las cuatro funciones de la primera mitad de la gira. La función en el Nick Chapel Theatre, en New Haven, por ejemplo, estuvo marcada por el baúl. O, mejor dicho, por su ausencia. Llegas al teatro cinco horas antes de la función y te encuentras con que falta la pieza fundamental de tu escenografía y empiezas una contrarreloj para conseguirla, porque eres una therka, y se acaba resolviendo en el último minuto, cuando ensayabas ya alternativas.

De la función en la Schönberg Dance Studio de Middletown no olvidaremos nunca aquella anciana que se nos acercó para contarnos que ella era una niña judía en la Europa convulsa de 1938 y que logró escapar de la barbarie nazi y llegar hasta América. Y nos preguntó cómo podía ser que una joven que no había vivido el exilio pudiera haberla hecho volver a su infancia y ver sobre el escenario a su madre, a su abuela, a las mujeres de sus primeros recuerdos, casi olvidados. Y Esther sólo podía mascullar "gracias", con la emoción aflorándole a los ojos. Otra gran experiencia fue el encuentro con los estudiantes de William&Mary, en Williamsburg, con los que hablamos de Aub, de la actualidad de su texto, debatimos acerca de la memoria histórica...

La road movie finalizó en Nueva York, ciudad de la que nos enamoramos. Sí, sabemos que es tópico, pero fue así... Tras la actuación en el Cervantes, pudimos disfrutar de un fin de semana para hacer turismo (¡por primera vez desde que habíamos pisado suelo estadounidense!) y patearnos Manhattan, perdernos en Central Park, deleitarnos con los cuadros del MET o del MOMA, emborracharnos de libros en la Strand Bookstore, darnos el capricho de ver un musical en Broadway... Hicimos una parada en boxes en Pittsburgh y luego pusimos el broche final a la gira en Boston el 15 de octubre, con una lectura dramatizada y una charla en el Observatorio del Cervantes en Harvard.

Un mes trepidante, una aventura excitante, una experiencia inolvidable. Encantadas y agradecidas con las universidades e instituciones que nos acogieron, nos apoyaron y lo hicieron posible. Y, por supuesto, con las personas que hay detrás. ¿Lo mejor? Saber que estás cumpliéndole un sueño a Max Aub al estrenarle en Estados Unidos. Y ver el interés sincero del público por su obra. Y saberle feliz, allá donde esté.

De regreso a la capital chilanga, estrenamos sólo dos días después en el marco del Festival Vértice, como propuesta artística de la Cátedra Extraordinaria Max Aub de la UNAM. También nos hacía mucha ilusión llevar a Max a su patria de acogida, a la ciudad donde vivió cerca de treinta años. Además, la segunda función de Emma (de una Emma primeriza y enferma, lo recuerdo bien) fue precisamente en México D. F., a inicios de 2013, en el Ateneo Español. Regresar con este montaje ya maduro a la capital mexicana después de casi seis años y tantas vueltas también nos ilusionaba. Tras las funciones en Vértice ofrecimos otra más a finales de octubre en la Universidad Iberoamericana.


Y en todas ellas, como anunciamos, los espectadores que lo desearon pudieron llevarse a casa el magnífico texto de Max Aub en la reciente edición de Renacimiento.


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